Abstinencia. Giorgio Mamani, al igual que los jugadores argentinos y la esposa del presidente Zuma, no tiene el ardiente problema relatado por Horacio Pagani acá.
Tampoco considera que sólo el “10 por ciento o menos de gente sea aceptablemente estética”, como plantea Pagani. "La frase no sólo es racista, discriminadora, etnocéntrica, sino que también propia de un pajero importante", remató el último futbolista combativo.
De hecho, hoy amaneció acompañado. Resulta que Anna, la representante del Partido Verde de Alemania, estaba excitada por la victoria del equipo germano. Y Mamani, después de todo, es un goleador.
De esta forma, no se concretó el divorcio, iniciado en el seno del Anti-Mundial cuando la delegación del Partido Verde de Alemania repudió las borracheras y los faltazos de Mamani.
Ni siquiera se levantó de la cama para mirar Holanda-Dinamarca, partido que él define como "el clásico del sub-imperialismo". "Dinamarca relagó la isla de St. Thomas a Estados Unidos y Holanda le presta Aruba para molestar a Venezuela de Chávez", denunció el deportista con una férrea vocación latinoamericanista.
Sin embargo, él no quedó conforme con Anna, la teutona. Pues al levantarse, la militante que se preparó el desayuno para ella sola. “Es el típico individualismo nórdico”, ensayó el futbolista quechua acostumbrado a compartir los mates. "Después me vienen con eso de que ´otro mundo es posible´", protestó Mamani mientras se levantaba de la cama y calzaba la pantuflas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario