domingo, 13 de junio de 2010

Día 6: Junto a Evo

Anoche. Giorgio Mamani, el último futbolista combativo, asistió a una de las cenas organizadas por la militancia mandelista del Soweto en el marco del Anti-Mundial, el evento político silenciado por la mayoría de los medios de comunicación.

Como anticipamos se preparó Potjiekos, una especie de guiso. Como toda comida a la hoya, se hizo con ingredientes económicos y con la ineludible voluntad de compartir colectivamente. "La revolución es una hoya llena", dijo Mamani antes de brindar.

La noche fue matizada con las canciones brindadas por uno de los coros del Soweto formado en uno de los programas de “Música por la inclusión”. “Miguel Angel Estrella tiene que ver esto”, pensó nuestro hombre en África.

Mientras la velada estaba por concluir, tras sus espaldas, Giorgio oyó una vez conocida. “Hermano, Hermano”, le decía alguien con el distinguible acento andino.

Al darse vuelta, lo reconoció: era un pariente su suyo. Era Evo Morales, el hijo de Dionisio Morales Huanca y María Mamani.

Giorgio lo frecuentó en los tiempos que la familia Morales cruzaba la frontera norte argentina como trabajadores golondrinas. Allí, su tía paterna descubrió la tarea social de Eva Perón y decidió bautizar a su hijo con este nombre que lo marcaría de por vida.

En la década del 60, ambos rebeldes primos se enfrentaron en los pedregosos potreros de Salta. Pero jamás lo hicieron en las arenas políticas.

El destino quiso que: uno pasara a la historia por ser el primer presidente indígena y el otro, fuera el último futbolista combativo. Muchos conocen el fanatismo que Evo profesa por el "balónpie". Pero pocos saben que el cocalero pasó años estudiando la doctrina de su primo en la cual se postulaba al fútbol como una herramienta para acercarse a las masas.

Ahora, el amor por la política y las pelotas volvía a unirlos en un fraterno abrazo.

- “Giorgio, hace tiempo que te estaba buscando: tengo algo que pedir”, confesó Evo.

- “Pida, que se le concederá”, arriesgó él.

- “Tengo que encargarle una misión: quiero que organice la selección quechua- parlante”, afirmó el presidente.

- “Jamás digo que no a una misión de riesgo, pero...”, reflexionó el guerrillero del balón.

- “Piénselo bien: si juntamos jugadores del antiguo territorio inca, seríamos la primera potencia futbolística de la región”, planteó Evo.

- “Interesante visión”, comentó el vanguardista goleador.

- “Fíjese: si sumamos la mitad de los puntos de Argentina y Chile, con los obtenidos por Bolivia, Perú y Ecuador, clasificamos primeros en las eliminatorias”, concluyó Morales.

Y ambos primos se fundieron en un abrazo de aprobación. Con este proyecto multinacional, multiestatal y pluriétnico -tal como lo establece la Constitución de Bolivia- se intentará derrotar los 70 años de hegemonía de los futbolistas sudamericana de la cuenca del Atlántico.

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